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Un vínculo vital: Reforestar para tener más agua

Por Silvana Becerra Tavano, Coordinación de estrategias digitales en Ectagono

Reforestación de la Barranca de Tarango

El agua, el líquido esencial para la vida, es un recurso preciado y finito en nuestro planeta. La creciente preocupación sobre la disponibilidad de agua dulce ha llevado a investigaciones exhaustivas sobre cómo diversos factores influyen en su ciclo y abastecimiento. Uno de los factores clave que ha ganado atención es la relación entre los ecosistemas sanos y la disponibilidad de agua.

A medida que la preocupación por el cambio climático y la degradación ambiental se intensifica, la reforestación emerge como una herramienta poderosa y sostenible para abordar la escasez de agua y proteger nuestros ecosistemas. Por ello, en Ectagono y Ríos Tarango, acercamos a empresas y sociedad civil a realizar acciones de reforestación y restauración de diversos ecosistemas. Del 1 al 12 de agosto, se está realizando la reforestación de la Barranca de Tarango, donde han participado con inversión de impacto, empresas como FUNO, BBVA, Telefónica Movistar, Amazon y muchas más.

¿Por qué los bosques juegan un papel fundamental en el ciclo del agua?

Los bosques, a menudo llamados “los pulmones de la Tierra”, desempeñan un papel fundamental en el ciclo hidrológico global. Las raíces de los árboles actúan como una especie de esponja, absorbiendo agua del suelo y liberándola gradualmente a la atmósfera a través de un proceso conocido como transpiración. Esta transpiración no solo regula la temperatura local y el clima, sino que también contribuye a la formación de nubes y la posterior precipitación.

La reforestación no solo restaura la cobertura vegetal, sino que también revitaliza los sistemas hidrológicos al aumentar la absorción y retención de agua en el suelo. Los bosques actúan como reservorios naturales, almacenando agua en períodos húmedos y liberándola gradualmente durante las sequías. Además, la vegetación de los bosques ayuda a prevenir la erosión del suelo y a mantener la calidad del agua al filtrar contaminantes.

Beneficios tangibles de la reforestación en la disponibilidad de agua

  • Incremento de la precipitación de lluvia: Estudios han demostrado que reforestar una zona puede aumentar la cantidad de lluvia en una región. Los árboles liberan agua a la atmósfera a través de la transpiración, lo que puede influir en la formación de nubes y aumentar las probabilidades de lluvia.
  • Recarga de mantos acuíferos: Los bosques también desempeñan un papel crucial en la recarga de acuíferos subterráneos. El agua que se infiltra en el suelo a través de las raíces de las plantas y árboles, se filtra gradualmente hacia los acuíferos, que es en donde se almacena el agua que extraemos para uso cotidiano.
  • Control de inundaciones: La vegetación de los bosques ayuda a absorber el exceso de agua en el suelo y a reducir la velocidad de escorrentía en caso de lluvias intensas, lo que disminuye el riesgo de inundaciones.
  • Regulación del caudal de ríos: Los árboles contribuyen a mantener caudales de ríos más estables durante todo el año al liberar agua gradualmente en lugar de en picos repentinos.

La reforestación como estrategia global

A medida que las poblaciones humanas crecen y la demanda de agua aumenta, es esencial considerar enfoques sostenibles para la gestión de los recursos hídricos. La reforestación no solo beneficia la disponibilidad de agua, sino que también contribuye a la biodiversidad, la absorción de carbono y la mitigación del cambio climático.

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Los esfuerzos de reforestación deben ser holísticos y basarse en la comprensión de los ecosistemas locales y las necesidades de las comunidades. La inversión en la restauración de áreas degradadas y la implementación de prácticas de silvicultura sostenible pueden tener un impacto significativo en la salud de nuestros sistemas hídricos y en la calidad de vida de las personas.

En última instancia, la reforestación es una inversión en un futuro sostenible y resiliente, donde los bosques trabajan en armonía con los ciclos naturales del agua para garantizar que este recurso vital esté disponible para las generaciones venideras.

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