Raw Apothecary apuesta a ser la representante de la belleza y el cuidado de la piel en LATAM
Mientras Andrea Sánchez trabajaba en medios de comunicación y marketing, su amiga de la infancia, Macarena Riva, le compartió una idea que traía en mente sobre un proyecto que en ese momento no lo sabían, pero que les cambiaría la vida. «La idea nació en WhatsApp en una tarde. A la siguiente semana ya teníamos la marca armada.» Comenta Andrea Sánchez, cofundadora del proyecto en una plática con Techla.
El primer año de vida de Raw Apothecary transcurrió en los bazares de fin de semana y como un proyecto alterno al trabajo de tiempo completo de las emprendedoras. Macarena, ingeniera química de profesión, había desarrollado tres productos para la piel que poco a poco comenzaron a vender, pero sabían que para competir con las grandes marcas tenían que aportar un gran diferenciador, por lo que decidieron enfocarse en el desarrollo de productos 100% naturales, libres de crueldad y sustentables.
«No existía una sola marca en LATAM que representara a la belleza y el skin care en la región. Aquí seguían reinando las grandes marcas»
Andrea Sánchez de Raw Apothecary
Al cumplirse el primer año de vida de Raw Apothecary, llegó el momento de reevaluar el proyecto y decidir sobre su futuro. «La vida del bazar es cansada, poco redituable y que teniendo otro trabajo entre semana es imposible que crezca la marca.» Añadió la emprendedora.
Ante esta situación, las dos empresarias que ya estaban muy enamoradas del proyecto decidieron dar el salto al mundo digital. «Fue natural… un no brainer» concluyó Andrea.
En 2018 nace Raw Apothecary tal como lo conocemos hoy en día. A través de un e-commerce y de una exitosa estrategia de paid marketing en redes sociales, la marca tuvo su primer impulso, lo que motivó a las fundadoras a aplicar para el programa 500 Startups en donde recibieron mentoría y aceleración especializada para mujeres emprendedoras.
Fue gracias a esto que recibieron una primera inversión, con lo cual finalmente lograron dedicarse de lleno a su proyecto. Tanto Andrea como Macarena renunciaron a sus respectivos trabajos empezaron a crecer y a escalar de forma importante la tienda.
Con el crecimiento también llegó la formalización; dejaron de producir caseramente para instalarse en un espacio específico y desarrollaron nuevos productos en laboratorios especializados, todo sin perder la esencia natural de la marca.
Con un crecimiento 6x en 2019, llegó el año de la pandemia y lejos de frenarlas, el contexto mundial potenció su proyecto.
«Para 2020 queríamos levantar otra ronda, pero con la pandemia no pudimos, pues todo cambió. Nos tuvimos que enfocar en el trabajo remoto y afortunadamente las ventas se dispararon sin necesidad de realizar un esfuerzo adicional.»
Este crecimiento tan acelerado lo atribuyen a que la gente se volvió más consciente del cuidado y la salud y a que el servicio a cliente que ofrecen es de alta calidad; en redes sociales Raw Apothecary siempre proyecta un trato cercano con los usuarios y a través de su página se puede contestar un cuestionario que le ayuda al consumidor a escoger los productos ideales para su piel.
Con nuevos bríos y altas expectativas las empresarias lanzaron una nueva marca en 2021 que se enfoca en productos para el cuidado del cabello, Raw Hair. Esta nueva idea tiene un concepto más rebelde y joven, pensando en que el cuidado del cabello empieza a muy temprana edad. La idea es crear un holding de marcas que lleven el sello y alma de Raw Apothecary.
Sin que 2021 haya sido un periodo de crecimiento comparable con 2020, el presente año pinta positivo para Andrea y Macarena pues planean igualar el crecimiento que obtuvieron en pandemia, pero ya en un contexto más normal. Además, ya planean expandir la marca para llegar a Estados Unidos y Latinoamérica.