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Dime qué te emociona y te diré qué consumes

Iniciar una empresa para darle vida a una idea puede ser una de las experiencias más enriquecedoras en la vida. Se deben hacer muchos preparativos para garantizar el éxito y sostenernos en el mercado extremadamente competitivo que vivimos en estos años, y una buena planeación y ejecución son claves para lograrlo. Uno de los puntos en que más atención se debe poner es en la identificación del público meta, pues serán ellos, nuestros consumidores, quienes sustentarán a la misma empresa, gracias a su preferencia. Sin embargo, conocer a nuestro público puede tener varias aristas que en ocasiones no llegamos a considerar.

El ser humano es complejo por naturaleza, pues en su modo de consumir influyen sus ideologías, creencias, preferencias, necesidades y modos de relacionarse. Estamos ya muy alejados de esos modelos mercadológicos que separaban al público en hombres y mujeres, divididos por edad y profesión solamente. La segmentación de mercados hiperpersonalizada que la vida digital nos permite realizar toma en cuenta otras categorías más allá de los datos demográficos, dando importancia al estilo de vida, creencias profundas y modos de entender el ecosistema del consumo, datos que nos ayudarán a conocer y entender mucho más lo que el cliente está dispuesto a adquirir.

Las personas, desde que somos seres racionales, hemos convivido con las emociones, aspectos de la personalidad humana que nos ayudan a construir una personalidad y a afrontar el mundo de cierta manera. Las emociones, aunque a veces poco comprendidas, son elementos clave del análisis del consumidor. Esto representa retos, pero también oportunidades, para un equipo de mercadotecnia que busca acercarse a un público consumidor, no desde la oferta del producto, sino desde el conocimiento profundo de quienes habrán de comprar nuestros productos. Par esto, las neurociencias son un apoyo infalible para guiarnos al momento de diseñar un producto o una campaña publicitaria, y aunque los estudios neurocientíficos son relativamente nuevos, han tenido un avance muy importante en las últimas décadas.

Una ventaja que tenemos en el tema de las emociones es que todos compartimos las mismas, por lo que la introspección y conocimiento de uno mismo nos ayudará a conocer cómo reaccionan los demás ante lo que experimentan. Todos vivimos en algún momento de la vida felicidad, miedo, tristeza, ira, desagrado y sorpresa, las emociones básicas, y todos, en algún momento u otro, nos hemos dejado dominar por estas emociones, incluso antes que se conviertan en sentimientos. Esto tiene que ver con la forma como procesamos los estímulos recibidos, y cómo percibimos el mundo exterior de nuestras mentes. Al momento de dar una interpretación, por medio de la percepción, si existe una emoción involucrada, crearemos una memoria, es decir, este hecho se registrará en nuestra mente para ser recordado posteriormente.

Este proceso puede ser aprovechado en el proceso de diseño desde la mercadotencia, ya sea de un bien, un servicio o una campaña. Para esto se propone la metodología Kansei, como una guía para considerar no lo que quiero vender, o lo que quiero lograr con mi producto, sino cómo nuestros futuros consumidores perciben e interpretan el producto que les estoy ofreciendo, y si considerarán o no su adquisición. No dejemos de lado que al momento de entrar al mercado con una idea estaremos en constante comunicación con nuestros consumidores, que tienen deseos, necesidades, emociones y gustos particulares, y serán estos mismos consumidores quienes, con su favor o sin él, decidirán el éxito de nuestra empresa y de todos los esfuerzos que hemos puesto en su constitución.

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