Tal vez te has percatado que de un tiempo para acá han surgido muchas personas que se dicen ser coaches. Evidentemente, existe un mercado de personas que buscan apoyo para alcanzar el desarrollo personal y profesional y con base en ello inició un auge espectacular sobre este tema. De acuerdo con un informe del John Maxwell Team, la industria del coaching recaudó más de 15 mil millones de dólares en 2019 en Estados Unidos y Market Data LLC señala que en el mismo año ya había 100,000 coaches a nivel mundial. El coaching como lo conocemos surge en la década de los 80 como asesoramiento personal para ejecutivos con el propósito de que fueran mucho más productivos y eficientes en su trabajo.
Este acompañamiento ha crecido en tendencia para el desarrollo de una persona en cualquiera de sus ámbitos, ya que una persona constantemente se enfrenta a cambios en su vida en cada uno de estos, ya sea porque se le presentan naturalmente en su vida o porque busca generarlos. Esta es una razón importante por la que estar acompañado siempre es una buena opción.
El coaching ha adquirido más relevancia aún durante este periodo de pandemia provocado por la COVID-19. La actual crisis sanitaria (sin fecha de caducidad) ha generado desde los inicios del confinamiento muchos problemas que trascienden la salud física de las personas, ha impactado dados los niveles altos de preocupación, ansiedad, estrés aunado además a los problemas de desempleo, crisis económica, familiar, encierro o simplemente la necesidad de cambiar de un día a otro nuestros hábitos. Todo esto ha influido en nuestro estado anímico personal e impactado ya sea en nuestros trabajos, familias o nos ha hecho librar batallas contra nosotros mismos. La Asociación Nacional de Farmacias de México señala que a partir de la pandemia los casos de ansiedad en las personas subió de 7 a 14%, el doble de los casos que en 2019.
Existen muchos tipos de acompañamiento para el desarrollo personal, pero los más populares son el coaching empresarial y el coaching para la vida. El objetivo es proporcionar al “cliente” las competencias necesarias para resolver las situaciones a las que se enfrenta y le preocupan por su propia mano, por lo tanto, es una ayuda para la autoayuda.
Sin embargo, en el mercado del coaching te vas a encontrar enfoques no científicos, dogmáticos, empíricos sin estudios rigurosos y con promesas de “salvación”. Aunque un coach no necesariamente es un psicólogo, debes saber que la persona tiene que estar 100% profesionalizada en el tema. Recientemente puedes darte cuenta de que han emergido personas que, tras haber estudiado (o no) otras profesiones, toman cursos de meses y empiezan a ejercer de “coach”, lo que ha traído como consecuencia la desvirtuación de una labor que trabaja con el comportamiento humano.
Para evitar seguir cayendo en estas situaciones y ayudarte a no dejarte sorprender con falsos coaches a continuación te comparto algunos criterios que te ayudarán a definir qué es y qué no es coaching:
El coaching es:
- Un proceso de entrenamiento y aprendizaje para ser accionado y aplicado. Se basa en la relación profesional continuada con el coach, que te ayudará a que obtengas resultados en tu vida, profesión, empresa o negocio. A través de este proceso, podrás profundizar en tu propio conocimiento, aumentar el rendimiento y mejorar la calidad de vida.
- Un proceso de aprendizaje dinámico que aborda cuestiones técnicas y psicológicas. Uno de los ámbitos de trabajo en el coaching personal es la gestión del tiempo, la gestión de los conflictos, de las creencias y de los hábitos, la gestión del estrés y de las emociones. Su objetivo es que progreses de forma rápida y eficaz y alcances una autonomía en la resolución de los problemas importantes y cotidianos.
- El objetivo del coaching es brindarte apoyo a través de un proceso creativo y estimulante que te inspire a maximizar tu potencial personal y profesional. La función del coach es proporcionar apoyo para mejorar las habilidades, los recursos y la creatividad que ya posees.
Qué no es coaching:
- No es terapia, primero es necesario analizar la situación del cliente. Si existe un problema de cierta profundidad que pueda ser considerado patológico (como una depresión o un trauma), esa persona necesita terapia y requiere un terapeuta, como un psicólogo o psiquiatra. El coach no tiene los suficientes conocimientos y herramientas para ayudar a un paciente a que supere una patología. No debe entrar en ese terreno porque puede incluso ser perjudicial. Si es una persona con alguna patología, lo adecuado es la terapia y podría considerar el coaching más adelante.
- No es capacitación, donde el contenido y la agenda son propiedad del facilitador y asume que el conocimiento pasará del capacitador al aprendiz. Se basa en un proceso de co-creación con la guía del coach, pero el coach no “impone” su agenda y en el estricto sentido, no debe dar órdenes o prescribir lo que el cliente debe hacer.
- No es mentoría, no te dejes sorprender por una persona que se sienta mentor y conocedor porque tiene más experiencia, conoce del tema o sabe más. La mentoría se basa en una relación de tutorización, de manera que el mentor dirige los pasos del mentorizado porque él mismo ya ha vivido situaciones similares, y por lo tanto tiene los conocimientos y la experiencia para saber qué es lo más adecuado en cada caso. El mentoring es una relación que vale la pena buscar y fomentar para el crecimiento profesional y personal, pero es más directiva y es diferente del coaching.
