Al cierre de febrero de 2020 la startup contaba con 1,300 clientes individuales activos en su modelo de renta y rotación de libros infantiles y se encontraban en proceso de establecer alianzas con escuelas, bajo la premisa de incrementar los índices de lectura entre sus alumnos, y desarrollarlas como canales de distribución y venta, para volver más eficientes sus procesos operativos.
Con algunas instituciones confirmadas desde febrero y cerca de 300 inscripciones cerradas en solo dos semanas, los emprendedores se percataron que era el camino a seguir para escalar y anunciaron a sus clientes actuales la salida del segmento individual. Fijaron el 24 de marzo como fecha de lanzamiento, pero entonces llegó la pandemia y un par de semanas antes las escuelas habían comenzado a cerrar sus puertas, obligado al proyecto a ponerse en pausa.
A pesar de haber encontrado Product Market Fit a través del canal de escuelas, Ari y Fede debían tomar decisiones porque la pandemia se alargaba y no podían resistir más tiempo sin la generación de ingresos. Por ello, propusieron tres planes de acción, que probarían en paralelo con sus últimos recuros disponibles:
- Explorar caminos digitales mediante el lanzamiento de una plataforma de crowdsourcing de audiocuentos narrados por los papás. Al compartir un audio, el usuario accede a escuchar los cuentos subidos por cualquier otra familia. La app sería más valiosa mientras más gente la usara, hasta alcanzar un volumen importante que le permitiera la monetización.
- Probar un modelo de franquicia que sirviera como mecanismo de distribución, con localización dentro de una zona de operación, con distribución y venta a cargo del franquicitario. La plataforma de Little Bookmates facilita la operación, permitiendo a personas lejanas a la tecnología poder hacerlo.
- Estudiar un producto para adultos bajo la idea de un Tinder de libros, donde el usuario seleccionara el radio y los libros disponibles, para pedir u ofertar.
El momento de pivotear
Después de unos meses de prueba, la plataforma de crowdsourcing de audiolibros no logró escalar para poder monetizarse en el mediano plazo y el “Tinder de libros” tampoco despegó porque los usuarios estaban dispuestos a prestar solamente los libros que no les habían gustado.
Por el lado de las franquicias, el modelo atrajo la atención de un buen número de postores así que en enero de 2021, decidieron invertir en la reestructura del modelo de negocio, respaldados por una firma experta en el desarrollo de franquicias.
Posteriormente, en abril hicieron un poco de comunicación orgánica, con la que obtuvieron en el primer mes entre 70 y 80 leads que buscaban una franquicia.
Apuesta por el modelo de franquicia
La franquicia, que tiene un costo de inversión de $690,000 MXN, incluye un inventario de 2,400 libros pensado para servir a los primeros 200 clientes.
Para al alta de los nuevos clientes en la plataforma de Little Bookmates se requiere un código de invitación, proporcionado por la franquicia correspondiente, y la startup trabaja con los franquiciatarios para buscar acercamientos con escuelas con la intención de generar alianzas productivas y eficientes en la rotación del inventario.
Una decisión acertada
Con cinco franquicias operando a lo largo de la Ciudad de México, Metepec, Toluca, Valle de Bravo y Cuernavaca, Little Bookmates se encuentra en proceso de firmar algunos contratos adicionales para el desarrollo de nuevas regiones de México.
Además, la startup hizo público a finales de septiembre, la pre-selección obtenida para el programa de aceleración de The Circulars, de UpLink-World Economic Forum, para escalar globalmente la innovación en la industria del libro en una nueva economía circular.
Asimismo, Ari y Febe trabajan en el trazado de su expansión hacia Latinoamérica, que prevén arrancar para principios de 2022, y se encuentran en proceso de levantar una nueva ronda de capital, para cerrarse entre los meses de noviembre y enero.
