Comenzar un proyecto empresarial suele ser una de las labores más satisfactorias para un emprendedor. Desde gestar la idea, compartirla con potenciales socios, recolectar fondos y echar a andar la empresa, cada paso es más satisfactorio que el anterior, sobre todo si los resultados son positivos. Sin embargo, nada nos puede asegurar que el éxito será duradero o sostenido, pues no todo depende de nuestras decisiones o nuestro esfuerzo.
Hay infinidad de factores que pueden llegar a afectar los resultados de nuestros esfuerzos, como pudimos experimentar en los dos últimos años cuando la crisis sanitaria golpeó nuestras vidas sin previo aviso. Entre los retos que enfrentamos como sociedad fueron la recesión económica, la pérdida de empleos, las afectaciones físicas y psicológicas tanto individuales como de grupo, así como tener que improvisar de golpe la forma de trabajo remoto que, si bien ya existía como modelo teórico, pasarlo a la práctica fue sumamente difícil, sobre todo en los primeros meses.
Estas consecuencias golpearon a muchas empresas, ya fueran nuevas, en desarrollo o plenamente establecidas. Estas empresas tuvieron que tomar decisiones difíciles, como el recorte de personal o reducir la paga de sus colaboradores, lo que a su vez provocó baja en la moral de las compañías, afectaciones emocionales y económicas y, en general, un malestar que se sintió en todos los niveles de las compañías. Esto sirve como ejemplo para señalar que siempre habrá factores que escapan de nuestro control y que tendremos que enfrentar, tarde o temprano, como cabezas de un equipo de trabajo.
La comunicación, como ya se sabe, es esencial para cualquier equipo, incluidos los de trabajo, y compartir información que tendrá consecuencias negativas es uno de los procesos más duros que un líder tiene que hacer. Por eso, te compartimos estos cinco puntos para ayudarte a facilitar estos procesos.
- No esperes a que el problema se resuelva solo, enfréntalo. Huir de un problema negándolo, o tratando de ignorarlo es quizá de las peores estrategias que podemos tomar. Un problema no desaparece al darle la espalda, antes se hace mayor. Tomar la decisión de afrontar un problema denota no solo madurez, sino responsabilidad y decisión de mejorar la situación.
- Anticípate a los rumores. Cuando se avecina una situación negativa es inevitable que se creen rumores, los cuales viajan rápidamente, afectando tanto a los receptores como al mismo mensaje. Es mejor dar información precisa sobre la situación antes que permitir que se difundan rumores que, a la larga, serán difíciles de rebatir.
- Comparte información clara. Ser ambiguo al dar información negativa solo provocará que los colaboradores de una empresa piensen lo peor. Es muy común que al tener datos negativos, conjeturemos escenarios catastróficos, por ello, como líderes, es mejor aclarar qué sí y qué no está pasando.
- Comunica solo lo necesario. De nada sirve que brindemos información compleja a un público que no conoce del tema, o no sabe decodificarla. Es mejor dar la información precisa para entender la situación, sin complejizar demasiado el tema, pero dando la certeza de que aquellos que sí son expertos tienen más datos para tomar decisiones.
- No menosprecies a tus colaboradores. Muchas veces preferimos no dar la información pues creemos que los colaboradores no la necesitan. Sin embargo, no sabemos cuáles son sus planes o expectativas, y tal vez esa información que estamos reteniendo les ayudará a tomar mejores decisiones a nivel personal, lo cual repercutirá en bienestar generalizado en la empresa.
Es inevitable enfrentar tiempos difíciles cuando echamos a andar un proyecto, pero aquellos que apuestan por nuestra empresa confían en que, al ser líderes, podremos hacernos responsables de la guía y toma de decisiones, y sobre todo, de la seguridad laboral que en estos años se ha visto tan golpeada. Es por eso que siempre es recomendable hablar con honestidad, apertura y claridad, no solo de las épocas buenas, sino también en aquellas que traen retos al equipo.
