Los hombres a la calle y las mujeres en casa

“Tú puedes ser lo que quieras en esta vida, menos un patán y un ladrón”. – Mi madre.
Dentro de todos los roles que ha jugado mi madre como mujer, hija, abuela, doctora, ama de casa y sobre todo mi modelo a seguir; una de las grandes enseñanzas fue esta frase, que se resume a un estilo de vida y comportamiento dentro de un contexto en sociedad donde perderse es tan fácil como cerrar los ojos y vivir como un “hombre” común.
Hoy en día sabemos que la idea de masculinidad predominante que se forjó hace miles de años se encuentra tomando un nuevo significado entorno al entendimiento de masculinidad y la relación con el mundo y que con el trabajo y responsabilidad compartida puede dejar de ser una visión eminentemente androcentrista.
Gracias al ejemplo de mi padre y madre, pude crecer con la ideología de una igualdad de género y el respeto mutuo, que me llevo a una inquietud genuina por encontrar un mayor sentido de todo lo que significa un sistema de entendimiento masculino. Ahí mis primeros acercamientos al estudio de este sistema y como lograr cambiar estas ecuaciones ya establecidas y diseñadas para permanecer intrínsecamente en sociedad.
Con el tiempo, he tenido una nueva visión y entendimiento de la problemática que parece “avanzar” en su solución o al menos, tener una mayor visibilidad, pero lo que realmente veo desde los estudios, capacitaciones impartidas, pláticas, intervenciones empresariales y datos duros, es que solo se ha resignificado la situación mediante una difusión de la ya mencionada, pero sin la participación activa del género masculino.
Una participación en la que no se asume la problemática como una responsabilidad mutua y en la que los varones que, por la razón que sea, no la cuestionan. Y sin entender que esta razón de masculinidad predominante nos está dando más problemas que soluciones. Es por eso por lo que la masculinidad hegemónica es un estereotipo. Porque se enmarca dentro de una cultura: la machista.
Aquí el llamado que hago de darnos a la tarea de estudiar, investigar, preguntar y repensar todas las nuevas deconstrucciones que podemos trazar para reducir esta brecha de desigualdad, que, en ocasiones, sin darnos cuenta las seguimos extendiendo.
Ese es el valor principal que recae en el género masculino; en la capacidad de darnos cuenta de aquello en lo que fallamos, invertimos nuestro tiempo, atención y la forma en que lo estamos capitalizando.
Este balance que encontremos como “hombres de alto valor” es una inversión que marcará la diferencia en el resultado de nuestra vida y de ahí en sociedad. Hombres de alto valor que se valoran y valoran la equidad, la inclusión y la apertura a nuevos aprendizajes para dejar a un lado “lo que es para mujeres” y encontrarnos con nuevas masculinidades que nos beneficien como un sistema que trabaje para solucionar problemáticas tan grandes como la extinción de nuestra propia especie.
Por último, quisiera agradecer a Nicko Nogués por las enseñanzas y apoyo en mi camino hacía una verdadera deconstrucción masculina y de esto, muchas de las palabras relacionadas a sus cursos, libros y enseñanzas.
Necesitamos crear nuevas narrativas que sean escritas en realidades en las que los hombres seamos parte del mundo y no el centro de él. Necesitamos dejar de ser “machitos” y asumir el rol de hombre en todo el sentido de la palabra.
Necesitamos más equipos de trabajo con enfoque de género, como el que tengo el honor de guiar, más inversiones de impacto con ese enfoque, más intervenciones empresariales desde la raíz, con agentes externos que no puedan ser sesgados por la problemática y ejerzan resultados positivos. Ya no existe la excusa de inventar soluciones o crear grupos que no se encuentren especializados en intervenciones de este tipo.
Hoy me pongo a tu servicio para tomarte de la mano y enseñarte un camino que me ha abierto tantas puertas y me ha servido como guía para el entendimiento de mi verdadero diferenciador y rol en un mundo finito que no puede esperar a que abramos los ojos.