
- En México, el 40% de las personas emprendedoras inicia su negocio por necesidad, de acuerdo con la Radiografía del Emprendimiento 2024.
- La ASEM señala que algunos obstáculos para fundar una empresa son: la complejidad de los trámites y la ausencia de políticas públicas que impulsen al emprendimiento.
- En el marco del Día Mundial del Emprendimiento, este 16 de abril, la ASEM hace un llamado a visibilizar los desafíos de emprender y promover condiciones que permitan que las ideas de negocio trasciendan más allá del impulso inicial.
¿Quién no ha escuchado la frase de “eso se trae en la sangre”? Algunos dicen que emprender es cosa de ADN, y quien tiene madera lo muestra desde joven. Otros creen que no importa el origen, sino la práctica y las ganas de crear algo propio. Pero, más allá de eso, hay una verdad: en México, emprender y sobrevivir es una misión que no todos logran.
Las razones son muchas: falta de apoyo y financiamiento, entornos económicos complejos, inseguridad y trámites interminables. Estos obstáculos plantean una pregunta: ¿el ser emprendedor/a se trae de nacimiento o es algo que se construye a través del esfuerzo y las caídas?
“El emprendimiento es una muestra de determinación, pero no basta con una buena idea; es necesario esfuerzo, aprendizaje constante y resiliencia para avanzar en entornos desafiantes. El verdadero motor del emprendedor está en su capacidad para adaptarse, persistir y encontrar soluciones frente a las adversidades. Estas cualidades, lejos de ser innatas, se cultivan con el tiempo”, afirma Juana Ramírez, Presidenta del Consejo Directivo de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM).
En línea con lo anterior, datos de la Radiografía del Emprendimiento en México 2024 de la ASEM revelan que en el país, el 40% de las y los emprendedores inicia su negocio por necesidad; el 26.2% lo hace para aumentar sus ingresos y el 14.6% porque no tiene empleo, lo que evidencia que, en cualquier circunstancia, la resiliencia y la capacidad de reinventarse son claves para transformar los desafíos en oportunidades.
De hecho, el deseo de superación personal y profesional (26.9%) y la capacidad de identificar oportunidades de negocio (26.7%) son motores del emprendimiento.
¿Genética o trabajo arduo?
Todo es posible, hay personas que desde niñas venden pulseras o hacen postres para ganar su propio dinero y existen otras que descubren su espíritu emprendedor más tarde, cuando un despido las obliga a buscar alternativas.
“Algunas personas tienen una inclinación natural: son creativas, líderes, inquietas y no les gusta seguir el camino tradicional; aunque eso no garantiza el éxito. Por otro lado, hay quienes aprenden, se equivocan, se levantan y mejoran”, agrega Juana Ramírez.
En el Día Mundial del Emprendimiento, este 16 de abril, la ASEM comparte algunos rasgos comunes de quienes logran mantener sus negocios a flote:
- Curiosidad insaciable: las y los emprendedores preguntan, cuestionan y observan cómo funcionan las cosas y cómo podrían funcionar mejor.
- Pasión a toda prueba: no se trata solo de ganas, sino de una energía que empuja, incluso, cuando todo va mal. Emprender es una montaña rusa y sin pasión, nadie aguanta el viaje.
- Capacidad de adaptación: las personas emprendedoras exitosas son como el agua: se ajustan sin perder su esencia.
- Resiliencia: se caen, se levantan, se vuelven a caer y se levantan otra vez. Ven el fracaso como parte del proceso.
- Empatía: saber ponerse en los zapatos del otro es clave para construir soluciones reales y relaciones duraderas.
Por más que una persona tenga todas las características, el entorno puede jugar a favor o en contra. Según la ASEM, solo el 51.2% de los emprendedores vive de su negocio, el resto tiene otros ingresos.
La educación también juega un papel importante: quienes estudiaron en escuelas públicas emprenden más por necesidad que por oportunidad (44.8% vs. 35.3% en el caso de privados). Eso refleja una desigualdad estructural que impacta directamente en el éxito o fracaso de los emprendimientos.