Social Business by Global Thinking

La Salud Mental es el Nuevo Oro

Por Leana Mattei, Directora Aganju Consultoria

En los últimos años, la salud mental ha ganado una relevancia sin precedentes, emergiendo como una de las prioridades más urgentes a nivel global. No es solo una cuestión de bienestar personal, sino también de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa. En el contexto de las inversiones ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), la salud mental está destacando como una nueva área de enfoque, considerada crucial para el éxito a largo plazo de las empresas y el bienestar de las comunidades.

La crisis global de salud mental

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1 de cada 8 personas en el mundo vive con un trastorno mental, lo que representa alrededor de mil millones de personas. El impacto es aún mayor tras la pandemia de COVID-19, que exacerbó las condiciones de estrés, ansiedad y depresión a niveles alarmantes. En América Latina, la situación es igualmente preocupante. De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la región ha visto un aumento del 35% en los trastornos mentales durante los últimos años, especialmente entre la población joven y trabajadora.

La carga económica de los problemas de salud mental es significativa. Según la OMS, el costo global anual de la depresión y la ansiedad, que se manifiestan principalmente en pérdida de productividad laboral, asciende a un billón de dólares. Esta cifra subraya la urgencia de abordar la salud mental no solo como un tema de salud pública, sino también como un factor económico crucial.

La responsabilidad de las empresas

Cada vez más, las empresas son reconocidas como actores clave en la promoción de la salud mental. En un mundo donde el bienestar de los empleados está directamente relacionado con la productividad, las organizaciones no pueden ignorar la importancia de garantizar un entorno de trabajo saludable. El agotamiento, la presión laboral y la falta de equilibrio entre la vida personal y profesional son algunas de las principales causas de deterioro de la salud mental en el lugar de trabajo.

Implementar políticas de bienestar mental no solo mejora la calidad de vida de los empleados, sino que también impacta positivamente en el desempeño de las empresas. Un estudio de Deloitte en 2022 reveló que cada dólar invertido en programas de bienestar mental genera un retorno de cinco dólares en términos de mayor productividad y menor rotación de personal.

Además, con la creciente adopción de criterios ESG, las empresas ahora son evaluadas no solo por su rentabilidad, sino también por su compromiso con aspectos sociales y de gobernanza. La salud mental ha emergido como un tema central en las estrategias de ESG, especialmente en lo que respecta a la categoría social. Iniciativas que promuevan el bienestar emocional de los empleados no solo mejoran la imagen de la empresa, sino que también atraen a inversores que buscan empresas responsables y sostenibles.

Tendencia de inversión en ESG

La creciente importancia de la salud mental dentro del marco de ESG ha llevado a un aumento en las inversiones enfocadas en iniciativas que promuevan el bienestar emocional y mental. Los inversores reconocen que una fuerza laboral emocionalmente saludable es clave para la sostenibilidad a largo plazo de cualquier negocio. Fondos de inversión están integrando estos criterios en sus decisiones, observando que las empresas que priorizan la salud mental de sus empleados son más resilientes y están mejor preparadas para enfrentar crisis.

Un informe de Morgan Stanley en 2023 destacó que más del 70% de los inversores están considerando el bienestar de los empleados como un factor clave en sus decisiones de inversión ESG. Esto refleja una tendencia clara: la salud mental ya no es un lujo o un “beneficio adicional”, sino una parte esencial de la sostenibilidad corporativa.

Beneficios y consecuencias

Los beneficios de invertir en salud mental son tangibles y amplios. Para los empleados, se traduce en una mejora del bienestar general, reducción del estrés, mayor satisfacción en el trabajo y mejor rendimiento. Para las empresas, las ganancias son igualmente claras: menor rotación de personal, reducción del absentismo laboral, aumento de la productividad y un ambiente de trabajo más positivo.

Por otro lado, ignorar la salud mental puede tener consecuencias devastadoras. La falta de apoyo en este ámbito puede resultar en altos niveles de estrés, agotamiento y baja moral entre los empleados, lo que puede desembocar en una disminución de la productividad, aumento de la rotación de personal y, en casos extremos, afectaciones graves a la salud de los empleados, lo que también podría tener implicaciones legales. La salud mental ha pasado de ser un tema secundario a una prioridad global, con implicaciones significativas para las personas, las empresas y la economía en general. Al considerar la salud mental como un pilar fundamental de las estrategias ESG, las empresas no solo están mejorando la calidad de vida de sus empleados, sino que también están posicionándose como líderes en sostenibilidad y responsabilidad social. La salud mental es, sin duda, el nuevo oro, y aquellos que inviertan en ella cosecharán los beneficios tanto sociales como económicos.

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