Emprendimiento, ¿una opción ante el desempleo?
Durante momentos económicos complejos, con incrementos en la inflación y altas tasas de interés, el emprendimiento puede convertirse en una herramienta para enfrentar de mejor manera las adversidades.
Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), informó que, en el país, durante el pasado mes de septiembre, la población desocupada superó los 2 millones de habitantes lo que implica una tasa de desocupación de 3.3% sobre la Población Económicamente Activa (PEA). Comparativamente con el mismo mes del año pasado, esta población descendió en 423 mil personas y la tasa de desocupación fue menor en 0.8 puntos porcentuales.
“En este contexto, el emprendimiento se ha posicionado como un pilar imprescindible para el empleo en el país. Las PyMEs son y han sido las mayores generadoras de empleo, con cerca del 72% a nivel nacional. Son el motor de la economía, ya que, por un lado, ofrece una oportunidad de empleo a los emprendedores quienes encuentran en esta actividad una forma viable de autoemplearse ante la falta de puestos de trabajo, pero, por otro lado, cuando su proyecta comienza a crecer y a madurar los beneficios se expanden y se convierten en empleadores”, apunta Juana Ramírez, presidenta del Consejo Directivo de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM).
Emprender como desarrollo profesional
De acuerdo con datos de la Radiografía del Emprendimiento 2021, elaborada por la ASEM, el 26% de las y los emprendedores señalaron que su motivación para emprender fue porque necesitaban incrementar su nivel de ingresos, el 18% refiere que lo hizo debido a la falta de trabajo y la necesidad de generar ingresos. No obstante, el principal motivo de emprendimiento (43%) fue porque las y los fundadores buscan crecimiento personal y profesional.
“La pandemia, los despidos masivos que hemos visto actualmente en muchas empresas (incluso las grandes tecnológicas) y los retos económicos como la inflación, incentivan que las personas busquen alternativas para mejorar sus ingresos. Sin embargo, el hecho de que la principal motivación para emprender obedezca a un crecimiento personal y profesional habla de personas para quienes el emprendimiento no fue un último recurso, sino una elección de vida porque vieron los beneficios que otorga, es decir, México es un país con emprendedores por convicción y vocación y eso impacta para bien en el ecosistema”, explica la presidenta de la ASEM.
Como segundo motivo para emprender, los encuestados de la ASEM aseguran que solucionar un problema (33%) o encontrar una oportunidad de negocio rentable (30%) es lo que los ha motivado para crear sus propios proyectos.
La ASEM añade que el 9% de las y los emprendedores del país son personas que viven con algún tipo de discapacidad, ya sea motriz, visual, auditiva, presentan alguna neurodiversidad o condición del espectro autista.
Cero discriminación
De acuerdo con información del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), en México, sólo 40 de cada 100 personas con discapacidad realizan alguna actividad económica. El organismo apunta que esta población es una de las más susceptibles a la discriminación, por ello, les es difícil encontrar un empleo formal a pesar de su preparación y conocimientos.
También apunta que los hombres de entre 30 y 59 años con algún tipo de discapacidad son los que más acceso al trabajo tienen, con 73.5% de la participación; mientras que el grupo más desfavorecido son las mujeres mayores de 60 años, cuya participación llega apenas a 14.9%.
“El emprendimiento en México ha tenido avances notables en materia de inclusión, aún existen muchas brechas y desafíos; no obstante, el hecho de que el 9% de las y los fundadores de empresas sean personas con discapacidad habla de que el emprendimiento se está convirtiendo en una plataforma para que esta población desarrolle proyectos innovadores y pueda desarrollar su potencial”, añade Juana Ramírez.
La Radiografía del Emprendimiento en México 2021, también da cuenta de avance en materia de inclusión. Pues según el reporte, en promedio, hay 50.6% de mujeres empleadas en las PyMEs. Sin embargo, en las dirigidas por mujeres el promedio sube a 72.7%, en comparación con las dirigidas por hombres, cuyo promedio es de 37.4%.
“Las mujeres emprendedoras son el mayor empleador de mujeres en el país. Es emocionante ver cómo hemos tomado cartas en disminuir las brechas de género y necesitamos seguir impulsando el crecimiento en todas las empresas, pero especialmente en las fundadas por mujeres para lograr una verdadera paridad. Actualmente éstas facturan en promedio 40% menos que las fundadas por hombres”, explica Emilia García-Arteaga Molinar, directora de operaciones de la ASEM.
Con miras a largo plazo
Hace algunos años, el empleo informal era una de las pocas salidas con las que contaban las personas que no lograban entrar al mercado laboral. No obstante, ahora los emprendedores buscan crecer y formalizarse, viendo a sus empresas como un proyecto a largo plazo que, incluso, contribuya a dar empleo a otras empresas en situación similar.
“De continuar esta tendencia, el ecosistema se fortalecerá y las PyMEs seguirán siendo referentes, tanto en generación de empleos, como en innovación y desarrollo económico. No solo se trata de personas que generan ingresos por cuenta propia; sino de nuevas propuestas que tienen el potencial de cambiar la calidad de vida de las personas. Ese es el poder del emprendimiento”, concluye Juana Ramírez.