De soonicorns a unicornios, el salto que todo startup desea
Latinoamérica cuenta con al menos 100 startups encaminadas a convertirse en unicornio, según registros del Soonicorn Club Handbook, elaborado por la empresa ALLVP; de ellas, cerca de 30% son mexicanas. Estas compañías que están cerca de dar el salto al club de las empresas valuadas en mil millones de dólares reciben el nombre de soonicorns y cada vez tienen más presencia en el ecosistema de la región.
El proceso de transformación de una startup en unicornio se ha acelerado en los últimos años. Esto se debe, en buena medida, a que la inversión de capital de riesgo en empresas de la región muestra tendencias crecientes. Los fondos de inversión tienen confianza en que estas compañías seguirán creciendo y consolidándose.
“Los soonicorns han demostrado que sus modelos de negocio funcionan y que poco a poco se comen una mayor proporción de sus mercados. Esto entusiasma al ecosistema debido a que, con la debida planeación y apoyo, más compañías pueden irse desarrollando y alcanzar su máximo potencial. Esto se traduce en un mayor impacto de las empresas y también en mayores rendimientos”, explica Guillermo Cruz, Managing Partner de Maquia Capital, grupo financiero especializado en activos alternativos y fondos de inversión que busca la bursatilización de empresas mexicanas y latinoamericanas.
Crecer con pasos sólidos
A la fecha hay 45 unicornios en Latinoamérica, según registros de CB Insights. La mayoría de ellos se encuentra en Brasil y el segundo lugar se comparte entre México y Argentina. El crecimiento en el ecosistema ha sido meteórico. Hace menos de cinco años, la región sólo contaba con dos startups en el selecto club de los unicornios.
A lo largo de 2022 se espera continúe la consolidación de distintos soonicorns para unirse a la lista. Una de las claves para que estas startups continúen levantando capital de riesgo y potenciando su crecimiento es a través de la consolidación de su estructura administrativa y operativa.
“Estas empresas deben mostrar que son capaces de llevar un registro impecable de sus finanzas, con una fuerte cultura de transparencia y rendición de cuentas. No sólo de su dinero, sino de sus decisiones. Deben tener procesos y controles claros de la planeación, financiera y operativa, de la compañía. Esos son el tipo de jugadores más atractivos para inversionistas: los que ofrecen niveles altos de confianza y certidumbre”, apunta Jerónimo Peralta, Managing Partner de Maquia Capital.
Más allá de la entrada al club
A pesar de que la gran mayoría de startups buscan dar el paso de soonicorns a unicornios, es necesario que lo logren sin comprometer sus objetivos en el proceso. Una valuación de mil millones de dólares implica un compromiso de la empresa con sus inversionistas de ofrecer un retorno más alto.
Más allá de conseguir la etiqueta de unicornio, estas empresas deben concentrarse en desarrollar un modelo de negocios innovador y rentable en el largo plazo.
“Las valuaciones altas ya son una precondición de cualquier empresa exitosa, lo interesante viene después de llegar a ella. Una startup debe consolidarse administrativa y financieramente para proyectar crecimientos y desarrollos que vayan más allá de entrar al club de los unicornios. La valuación de los mil millones solamente es el inicio del recorrido, después hay que cumplir las promesas de inversión”, puntualiza Cruz de Maquia Capital.
Con un ecosistema de startups robusto y competitivo, los soonicorns pueden, ahora más que nunca, imaginar y concretar su transformación en unicornios. “Pero deben caminar con pies de plomo y tener sus prioridades en orden en cada momento del proceso. Porque convertirse en unicornio sólo es una primera parada en camino a volverse pegaso y lo que venga posteriormente”, concluye Peralta de Maquia Capital.