El reto de llevar una empresa al mercado público
Estados Unidos cerró el 2021 con el número más alto de IPO (ofertas públicas de venta por sus siglas en inglés) de empresas en 20 años. De acuerdo a registros llevados por el Warrington College of Business de la Universidad de Florida, el año pasado salieron a bolsa 311 compañías, que aportaron un valor de mercado superior a 1.2 billones (trillions) de dólares al cierre del año.
“Actualmente, hay un crecimiento considerable en la inversión de capital de riesgo en empresas innovadoras que ofrecen a inversionistas posibilidades considerables de retornos. La IPO de una empresa tiene la capacidad de catapultar su crecimiento, aunque los retos para llevarla a cabo no son menores. Por el contrario, es un camino que muy pocas empresas, particularmente las que salen de mercados emergentes como el latinoamericano, pueden siquiera comenzar”, apunta Guillermo Cruz, Managing Partner de Maquia Capital, proyecto que impulsa la bursatilidad de las empresas mexicanas para que coticen en la bolsa de Estados Unidos.
Entendimiento regulatorio
El primer paso para que una empresa considere perfilarse para una IPO es entender a cabalidad los marcos regulatorios en los que deberá moverse. Esto incluye, por un lado, un análisis exhaustivo de las reglas de competencia y comerciales en Estados Unidos para comprender si la empresa puede cumplir con ellas no sólo durante el proceso de oferta pública inicial, sino a lo largo de la operación posterior, ya con sus activos financieros en manos del mercado bursátil.
Por otro lado, también implica entender los pormenores de la industria en la que se desenvuelve. Esto puede ir desde conocer las dinámicas propias de los participantes, hasta las consideraciones particulares del derecho laboral, las asociaciones gremiales y sindicales de las que depende la operación de la empresa desde el escaparate público que supone de entrada una IPO en el mercado estadounidense.
Fortaleza administrativa
El reto de llevar una empresa al mercado público, sobre todo en Estados Unidos, es saber que los niveles de competencia serán mayores a los que estaba acostumbrada antes de la IPO. Al buscar mayor capital y de diversas fuentes, la empresa en el proceso verá que sólo las mejores sobresalen en el mercado bursátil. Por tal motivo, deben ofrecer al público solidez y certidumbre para que los inversionistas sepan que su dinero es una apuesta robusta.
Para poder lograrlo, la compañía debe contar con una fortaleza administrativa inigualable. Seguir principios básicos de gobierno corporativo mucho antes de que sean una obligación: transparencia, que cuente con un consejo de administración con reglas claras y que existan protocolos de estructura y funcionamiento probados. Es decir, una empresa con miras a salir al mercado público debe contar con una cultura fuerte de auditoría y rendición de cuentas.
Oportunidades y rendimientos
“Al final del día estamos viendo que los inversionistas de Estados Unidos buscan mejores oportunidades y mejores rendimientos. Ahí hay un entorno ideal para el desarrollo de industrias con potencial de crecimiento. Es una oportunidad de lujo para cualquier empresa latinoamericana que busque dar el paso al siguiente nivel. Por supuesto que es un reto enorme, pero se trata de uno que puede traer beneficios de la misma magnitud”, comenta Jerónimo Peralta, Managing Partner de Maquia Capital.
Para explotar los beneficios de una IPO sin tener que sortear toda la burocracia que implica, muchas startups han visto en el modelo de las SPACs (empresa de adquisición con propósito especial por sus siglas en inglés) un vehículo ideal para lograrlo.
De acuerdo a cifras del Nasdaq, en 2021 este modelo tuvo un crecimiento significativo, con 613 empresas de este tipo en lista, moviendo 145,000 millones de dólares en Estados Unidos. En ese sentido, se han convertido en herramientas ideales para sortear el reto de llevar una empresa al mercado público.
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