La figura del líder es de suma importancia para cualquier organización, ya que es el guía o jefe de grupo que ayudará a los colaboradores a lograr las metas comunes de toda la organización. Ser líder es algo natural para muchas personas, aunque para otras es una habilidad aprendida, dependiendo de los roles sociales o laborales que cumplan a lo largo de su vida.
Una de las principales características de un auténtico líder es poder influir en los demás, siempre desde la veracidad y la responsabilidad. Su papel es tan importante en la empresa precisamente porque conoce los objetivos comunes e individuales de cada área, y su labor es coordinar esfuerzos y motivaciones del equipo para que se logren, sin dejar de lado el lado humano de cada uno de los integrantes del equipo, así como sus aspiraciones personales. El fin último de un líder es trabajar en objetivos comunes, dejando de lado las aspiraciones personales, pues si la empresa crece, también lo hace cada uno de sus miembros.
Entre otras características de un buen líder podemos mencionar el saber comunicarse en dos sentidos, siempre abierto a la retroalimentación, en especial si trabaja con equipos multidisciplinarios, en los que cada miembro es especialista en un área específica. Abrir la comunicación de este modo permite conocer diferentes puntos de vista y metodologías para abordar un mismo problema, lo que enriquece el resultado final de los procesos.
La inteligencia emocional es otra de las características de un buen liderazgo, sobre todo si tomamos en cuenta que estamos tratando con seres humanos que tienen sus propios planes y aspiraciones, y que su parte en la organización es solo una de tantas que componen su vida. Ser prudente e inteligente en el manejo de emociones personales y ajenas es, por lo tanto, crucial para el buen funcionamiento de un equipo.
Otro punto importante que un líder debe cuidar es el conocimiento de fortalezas y debilidades de su equipo, para motivar el crecimiento de cada uno de sus miembros, en beneficio de la colectividad. Conocer los límites de nuestro equipo es pieza clave para entender las áreas de oportunidad de la organización, precisamente para que el crecimiento sea constante.
El liderazgo, como ya vimos, puede ser una característica natural en ciertas personas, pero eso no significa que no cuidemos diariamente de las responsabilidades que un líder tiene ante su equipo. Si queremos que nuestra organización tenga un buen crecimiento a corto, mediano y largo plazo, poner atención en la guía y control de los equipos es esencial, y para ellos necesitamos de una persona que pueda llevar de la mano a todos los colaboradores, para lograr metas en común.
