¿Qué hay más allá de los unicornios?
El camino del emprendedor es largo y sinuoso. Comienza con una idea que se materializa en una startup que busca innovar en un sector específico, pero el camino apenas comienza. Para sobrevivir estas compañías emergentes deben de robustecer sus procesos y finanzas, a través de crecimientos agresivos que van acompañados de capital de riesgo, fondos de inversión y la ampliación de su base de usuarios o clientes. La meta común es convertirse en un unicornio y adquirir una valuación superior a mil millones de dólares.
De acuerdo a un seguimiento de CB Insights en el mundo existen cerca de 892 unicornios, seis de ellos son mexicanos. La gran mayoría de empresas emergentes se encuentran en una carrera impetuosa para acceder a la cima de las startups, particularmente antes de que sus competidores lo hagan. Y aunque el objetivo es transmutar en unicornio, la realidad es que ahí no terminan sus procesos de consolidación en el mercado.
“Para muchas startups convertirse en un unicornio es una gran meta; sin embargo, alcanzar esta categoría no significa el límite de crecimiento, sino más bien el fin de una etapa y el inicio de otra, que si la saben aprovechar, les permitirá alcanzar nuevos horizontes, pues ahora cuentan con un posibilidades de inversión más sólidas, conocimiento del mercado y estrategias más efectivas para seguir escalando”, considera Guillermo Cruz, Managing Partner de Maquia Capital, empresa que impulsa la bursatilidad de las empresas mexicanas para que coticen en la bolsa de Estados Unidos, a través del modelo SPAC.
¿La clave está en las SPACs?
Las Compañías de Adquisiciones de Propósito Especial (conocidas como SPACs por sus siglas en inglés) son empresas sin operación que emiten acciones en mercados de valores. Esto lo hacen con el fin de realizar adquisiciones o fusiones en una industria. Por su operación se le suele llamar ‘cheques en blanco’, porque atraen inversionistas que no saben a ciencia cierta qué empresas serán compradas, lo único que se sabe es que se hará en un sector determinado.
“Las SPACs son vehículos de inversión y financiamiento interesantísimos porque producen sinergias muy claras que se traducen en relaciones ganar-ganar tanto para las startups que buscan seguir escalando, como para quienes buscan colocar su capital. La idea central es que la SPAC que ya cotiza en mercados compra empresas emergentes para permitirles cotizar también, sin tener que lidiar individualmente con los obstáculos que imponen los modelos clásicos de oferta pública de venta”, afirma Jeronimo Peralta, Managing Partner de Maquia Capital.
El modelo SPAC, en ese sentido, funciona como un inversor de empresas -incluyendo unicornios- para que conjuntamente arranquen con el pie derecho cuando ingresan a ecosistemas más grandes y, sobre todo, que trascienden fronteras, acortando su curva de aprendizaje significativamente.
“Nuestro objetivo es poder aumentar, por lo menos al 50%, el número de unicornios en México. Una empresa privada a través de una inyección de capital con una SPAC y la cotización en bolsa, siempre va a obtener una excelente valoración, haciendo posible un estatus de unicornio”, agrega Cruz.
En busca de la consolidación
Obtener una valuación de mil millones de dólares sólo es el primer paso hacia el afianzamiento de una startup. Considerar a las SPACs como una ruta de inversión viable para empresas emergentes puede ser clave para fomentar, por un lado, su crecimiento, pero también se traduce en una piedra de toque para que los emprendedores puedan continuar el desarrollo de su innovación tecnológica y competitividad, ampliando su espectro de obtención de capital.
Mediante este modelo también pueden acercarse a otras empresas de su sector que ya tengan una consolidación probada, particularmente en Estados Unidos -núcleo de los clústers industriales y emprendedores de la mayoría de los sectores disruptivos contemporáneos-, donde pueden aprender directamente de quienes han pavimentado el camino de un ecosistema innovador y competitivo.
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